Salida a Shangrila
El club Pegados 4x4 organizó una salida y finalmente coincidimos. Estamos listos.
Una mañana, no muy temprano, nos juntamos en Vitacura, plena ciudad. Destino: Shangrila.
Es un parque privado que está ubicado en la Deheza, una de las zonas más de moda, caras y paquetas de Santiago. El lugar está separado del ruido de esta ciudad de másd de 6 millones de habitantes, solo por un cerro, el Manquehue (teóricamente significa Piedra de Cóndores).
Lo sorprendente es que solo de vez en cuando se ven a la distancia algunas casas.
Por lo demás es un parque que está casi dedicado a los que quieren usar vehículos en terrenos agrestes, motos enduro, jeeps, mountainbikes, etc.
Una lluvia caida solo 36 horas antes agregó los condimentos necesario spara además sea divertido de manejar y que hubiera que hacer varios rescates.
Con respecto al barro, la tropa completa d 14 jeeps lo disfrutó. - Esto no es diferente a Del Viso despuñes de la lluvia - fue el comentario de las Marinas. No se equivocaban, solo que en varias partes, las pendientes de 20 grados agregaban al barro un extra de diversión.
Fue bueno reencontrarse con el jeepeo, lo disfrutamos todos y creo que soy justo si digo que el que más, fui yo. Dosis medidas de adrenalina y algo de renegar por dos fallas de la camioneta palmó el alternador y el malacate (Winche) se negó a dar signos de vida, me devolvieron un poco del espíritu que me estaba haciendo falta.
Hubo de todo: mucha conversación, chistes y jodas (en chileno: Tallas), asado bien nutrido con mollejas incluidas y suficiente barro en la carrocería como para que Marina hija se avergüence toda la semana en el colegio (sic). Incluso choques múltiples dieron la nota. Por suerte solo topones menores entre las camiones que lenta e inexorablemente, resbalando en barro (estando paradas!) se atraían como si Murphy estuviera practicando telequinesis.
El barro cobró "pegados" que hubo rescatar y una trepada se cobró un semieje. Pero eso no amilanó al grupo que decidió probar la estanqueidad de sus jeeps, en realidad ceritificaron su falta de...
El chiste fue que pronto nos pondrían semáforos y señales de tránsito en medio de la nada para que no choquemos.
Como siempre, los chicos volvieron agotados, sucios y felices. ¡Toda esta diversión con solo 52km de viaje redondo de casa a Shangrilá! Esta ciudad no deja de sorprenderme.
Esperamos que haya nuevas salidas.