Salida a Termas del Yeso
Finalizaba la temporada de vacaciones y la mayoría del Club ya estaba en Santiago. Todo se dió para una salida de paseo con pernocte en las Termas del Yeso. Nosotros, como teníamos que preparar arranque de cla
ses y otras yerbas, además de ser Sebastián un poco chico para el frío que suele hacer en esos lugares, decidimos participar solo de la salida del día y con eso nos perdimos el rafting del día siguiente también.
De todas maneras el resultado fue muy bueno.
Partimos no demasiado temprano... costumbre ya de los pegados y arrancamos en Las Vizcachas rumbo al Cajón del Maipo y en especial al embalse del Yeso.
Vinieron casi todos y algùn invitado a paser por caminos ásperos y meternos a jugar un poco en ríos y barros.
Podemos decir que además fue un buen paseo fotográfico si nos dirigimos a la ingente cantidad de fotos que sacamos. Obrador abandonado, ventisqueros, el embalse, las termas e incluso un largo paseo a pie ya desde las termas mismas.
La nota fueron las paradas por "emergencias": explosión de Coca Cola, alguna parada técnica, vehículo inundado por lavado en catarata, etc. Nada serio en absoluto y si para dar que hablar.
Nos metimos a cruzar ríos y aflojar las muñecas en terrenos menos firmes que un camino e incluso hubo que pegar algún tirón a un par de pegados (empantanados). El Sensei llegó a darse un susto al enterrar su camioneta en una poza, pero logró salir airoso. La Nany en cambio quedó en pana con su "Contaminante" en un río y no hubo más remedio que tirar de él también.

Al llegar fue sorprendente la cantidad de vehículos de todo tipo y no menor la cantidad de gente. Sin embargo el espacio es muy amplio y con la tendencia que tienen por estos pagos a amontonarse, era cosa de alejarse un poco para que el contexto se volviera a ver con ojos de un explorador en un set de cine.
El asado fue con "brontosaurio" y todo alternando el team completo acompañando a Joaco en la escalada de la pared contigua a la carpa. No era una subida tan trivial y puso en aprietos a más de uno que pensó que lo estaba cuidando a él.

Resolvimos entonces hacer una escursión a pié a una laguna bastante alta a 2 horas de caminata. Esa era toda una innovación para un grupo que raramente se aleja a más de 30 metros de su vehículo. El resultado de la caminata para nosotros fue que no llegamos sino a mitad de camino: Sebas lo hizo en hombros y dormido casi todo el tiempo con lo que los que lo cargamos casi caemos en el intento y Joaco habiendo trepado una docena de veces la pared inmediata también estaba muerto. El clima cambió y se puso frío con algunas llovisnas. Volvimos.
Sin embargo, los jovenes atléticos que llegaron hablaron maravillas de la esquiva laguna.
El paisaje es sobrecojedor y los rincones de ese valle son interminables. Así que como de costumbre, volveremos a seguir explorando detalles.

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