sábado, febrero 23, 2008

Salida a Termas del Yeso

Finalizaba la temporada de vacaciones y la mayoría del Club ya estaba en Santiago. Todo se dió para una salida de paseo con pernocte en las Termas del Yeso. Nosotros, como teníamos que preparar arranque de clases y otras yerbas, además de ser Sebastián un poco chico para el frío que suele hacer en esos lugares, decidimos participar solo de la salida del día y con eso nos perdimos el rafting del día siguiente también.

De todas maneras el resultado fue muy bueno.




Partimos no demasiado temprano... costumbre ya de los pegados y arrancamos en Las Vizcachas rumbo al Cajón del Maipo y en especial al embalse del Yeso.
Vinieron casi todos y algùn invitado a paser por caminos ásperos y meternos a jugar un poco en ríos y barros.
Podemos decir que además fue un buen paseo fotográfico si nos dirigimos a la ingente cantidad de fotos que sacamos. Obrador abandonado, ventisqueros, el embalse, las termas e incluso un largo paseo a pie ya desde las termas mismas.
La nota fueron las paradas por "emergencias": explosión de Coca Cola, alguna parada técnica, vehículo inundado por lavado en catarata, etc. Nada serio en absoluto y si para dar que hablar.
Nos metimos a cruzar ríos y aflojar las muñecas en terrenos menos firmes que un camino e incluso hubo que pegar algún tirón a un par de pegados (empantanados). El Sensei llegó a darse un susto al enterrar su camioneta en una poza, pero logró salir airoso. La Nany en cambio quedó en pana con su "Contaminante" en un río y no hubo más remedio que tirar de él también.

Al llegar fue sorprendente la cantidad de vehículos de todo tipo y no menor la cantidad de gente. Sin embargo el espacio es muy amplio y con la tendencia que tienen por estos pagos a amontonarse, era cosa de alejarse un poco para que el contexto se volviera a ver con ojos de un explorador en un set de cine.
El asado fue con "brontosaurio" y todo alternando el team completo acompañando a Joaco en la escalada de la pared contigua a la carpa. No era una subida tan trivial y puso en aprietos a más de uno que pensó que lo estaba cuidando a él.
Resolvimos entonces hacer una escursión a pié a una laguna bastante alta a 2 horas de caminata. Esa era toda una innovación para un grupo que raramente se aleja a más de 30 metros de su vehículo. El resultado de la caminata para nosotros fue que no llegamos sino a mitad de camino: Sebas lo hizo en hombros y dormido casi todo el tiempo con lo que los que lo cargamos casi caemos en el intento y Joaco habiendo trepado una docena de veces la pared inmediata también estaba muerto. El clima cambió y se puso frío con algunas llovisnas. Volvimos.
Sin embargo, los jovenes atléticos que llegaron hablaron maravillas de la esquiva laguna.
El paisaje es sobrecojedor y los rincones de ese valle son interminables. Así que como de costumbre, volveremos a seguir explorando detalles.





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