Camping en Las Arenas
Finalmente decidimos hacer una salida diferente más con los chicos. Uno de nuestros santuarios es Lo Valdés y el Cajón de las Arenas y hacia allí partimos.
La idea era acampar al lado de los fósiles gigantes y "excursionar" un poco. Sin embargo, los chicos viajaban en Honda Fit y el camino, la verdad daba un vehículo alto y bastante más rústico. Por otro lado no me convencía acampar lejos del auto y supuse que a los chicos tampoco, así que acampamos en un vallecito un poco más abajo a solo 2600m snm.´Almuerzo de sandwiches mientras armábamos las carpas...
Armar el campamento fue lo esperado para una familia de 5 con carpa de 3 ambientes... chicos dando vueltas, etc. O sea, la carpa de los Parraud tomó como 1 hora armar y la de los chicos, 3 minutos. En eso nos enamoramos de las colchonetas autoinflables por o rápido que se ponen a funcionar, versus los teóricamente cómodos colchones inflables de dos plazas. Igual, hay que decirlo, teníamos un inflador eléctrico ;o)
A continuación, con todo establecido, armamos nuestra expedición para buscar agua.
La caminata fue de 3 Km ida y vuelta, más lo que llevó cruzar el río un par de veces con bolsa y bidón hasta el afluente con agua menos opaca. Toda una vuelta que nos cansó a nosotros y revitalizó a los chicos!
Pronto llegó el final de la tarde y gracias a los crepúsculos tardíos del verano, preparamos la cena con luz ya llegando a las 9PM. Terminamos de armar el fogón con piedras que proveyeron los chicos mientras tomamos unas cervecitas. En el medio, la nota la dió Joaco que con el tesón que lo caracteriza logró dar caza por partes a una lagartija de buen tamaño. Primero fue el final de la cola, luego otro pedazo de la cola y por fin la lagartija completa.
Qué decir de la cena! Marisa, con asistencia del resto, se preparó unos bifecitos al disco con unas verduras rescatdas del kit del jeepeo, que, por gusto a poco, completamos con unos generosos trozos de queso de cabra al disco que fueron una revelación. La lagartija fue liberada y no formó parte del menú.
El resto de la noche fue un ponerse al día con charla amena y mateada, bajo un techo de estrellas como hacía años que yo no veía. Estrellas fugaces y satélites en cantidades ingentes nos fueron acompañando hasta tarde.
Dormimos con sobresaltos... Sebas se despertó varias veces y Marina terminó durmiendo amontonada en el "cuarto" de los chicos. Fuera de eso, el clima fue de lo más benévolo y los caballos no se llevaron ningún viento de las carpas.
A la mañana siguiente el Sol amenazaba con freírnos en protector solar desde temprano, así que después de un desayuno medio caótico, desarmamos las carpas, guardamos todo, y a las 2 horas estábamos subiendo por el valle en la camioneta.
El camino está en estado deplorable y agradecí el tino de Marisa de no querer subir más. recién mejoraba justo en el punto de los fósiles. Seguimos subiendo un trecho largo y llegamos al mismo punto que cuando fuimos con Nadia.
Tuvimos nuestra recompensa y pudimos hacer culo-patín en la pala y hacernos los exploradores subiendo una cuesta de nieve. No sin jugar a escalar también!
Varios mates más y el tiempo empezó a amenazar con cambiar, así que cambiamos el asado a 3000 m snm por ir a almorzar en el refugio del Club Alemán de Andinismo en Lo Valdés.
Comimos bien, una pasta bien preparada y de postre unas escasas 3 porciones de Kuchen de moras... café y vuelta para Santiago.
Los chicos querían partir temprano al día siguiente así que con el viaje empezamos a vivir la nostalgia de la despedida.
Ojalá hubiera dura más... y seguro que pronto nos veremos para seguir variando el programa.
Un beso grande espero que lo hayan disfrutado!