jueves, enero 22, 2009

Camping en Las Arenas

Finalmente decidimos hacer una salida diferente más con los chicos. Uno de nuestros santuarios es Lo Valdés y el Cajón de las Arenas y hacia allí partimos.

La idea era acampar al lado de los fósiles gigantes y "excursionar" un poco. Sin embargo, los chicos viajaban en Honda Fit y el camino, la verdad daba un vehículo alto y bastante más rústico. Por otro lado no me convencía acampar lejos del auto y supuse que a los chicos tampoco, así que acampamos en un vallecito un poco más abajo a solo 2600m snm.´Almuerzo de sandwiches mientras armábamos las carpas...

Armar el campamento fue lo esperado para una familia de 5 con carpa de 3 ambientes... chicos dando vueltas, etc. O sea, la carpa de los Parraud tomó como 1 hora armar y la de los chicos, 3 minutos. En eso nos enamoramos de las colchonetas autoinflables por o rápido que se ponen a funcionar, versus los teóricamente cómodos colchones inflables de dos plazas. Igual, hay que decirlo, teníamos un inflador eléctrico ;o)

A continuación, con todo establecido, armamos nuestra expedición para buscar agua.
La caminata fue de 3 Km ida y vuelta, más lo que llevó cruzar el río un par de veces con bolsa y bidón hasta el afluente con agua menos opaca. Toda una vuelta que nos cansó a nosotros y revitalizó a los chicos!

Pronto llegó el final de la tarde y gracias a los crepúsculos tardíos del verano, preparamos la cena con luz ya llegando a las 9PM. Terminamos de armar el fogón con piedras que proveyeron los chicos mientras tomamos unas cervecitas. En el medio, la nota la dió Joaco que con el tesón que lo caracteriza logró dar caza por partes a una lagartija de buen tamaño. Primero fue el final de la cola, luego otro pedazo de la cola y por fin la lagartija completa.

Qué decir de la cena! Marisa, con asistencia del resto, se preparó unos bifecitos al disco con unas verduras rescatdas del kit del jeepeo, que, por gusto a poco, completamos con unos generosos trozos de queso de cabra al disco que fueron una revelación. La lagartija fue liberada y no formó parte del menú.
El resto de la noche fue un ponerse al día con charla amena y mateada, bajo un techo de estrellas como hacía años que yo no veía. Estrellas fugaces y satélites en cantidades ingentes nos fueron acompañando hasta tarde.

Dormimos con sobresaltos... Sebas se despertó varias veces y Marina terminó durmiendo amontonada en el "cuarto" de los chicos. Fuera de eso, el clima fue de lo más benévolo y los caballos no se llevaron ningún viento de las carpas.
A la mañana siguiente el Sol amenazaba con freírnos en protector solar desde temprano, así que después de un desayuno medio caótico, desarmamos las carpas, guardamos todo, y a las 2 horas estábamos subiendo por el valle en la camioneta.

El camino está en estado deplorable y agradecí el tino de Marisa de no querer subir más. recién mejoraba justo en el punto de los fósiles. Seguimos subiendo un trecho largo y llegamos al mismo punto que cuando fuimos con Nadia.

Tuvimos nuestra recompensa y pudimos hacer culo-patín en la pala y hacernos los exploradores subiendo una cuesta de nieve. No sin jugar a escalar también!

Varios mates más y el tiempo empezó a amenazar con cambiar, así que cambiamos el asado a 3000 m snm por ir a almorzar en el refugio del Club Alemán de Andinismo en Lo Valdés.

Comimos bien, una pasta bien preparada y de postre unas escasas 3 porciones de Kuchen de moras... café y vuelta para Santiago.
Los chicos querían partir temprano al día siguiente así que con el viaje empezamos a vivir la nostalgia de la despedida.
Ojalá hubiera dura más... y seguro que pronto nos veremos para seguir variando el programa.
Un beso grande espero que lo hayan disfrutado!

martes, enero 20, 2009

Diego y Marisa en Santiago

Anunciada, deseada y esperada por largo tiempo!

Llegaron, no se si gracias a las indicaciones que les pasé por mail, que incluían mapas y guía, pero es un hecho que vinieron.
Trajeron consigo 12Kg. de yerba, Bactrobán, Ivomec y cantidades ingentes de chocolate Águila, tanto el común como el Premium. Con dicho contrabando, la recepción fue incluso más agradecida.
Fuí afortunado y pude pedirme unos día de vacaciones con lo que logramos hacer un par de programas juntos que incluyeron desde Shopping por outlets y malls, visita a la viña Concha y Toro y campamento en el Cajón de las Arenas pasando por el refugio de Lo Valdés.

Mucho gustito a poco, pero así son las vacaciones, tanto las de ellos como las nuestras, breves. Igual, dos veces bueno!
Empezamos con el shopping de rigor que por un momento me dí cuenta que los Parraud parecíamos los más consumistas solo hablábamos de compras y precios. Parecía que fuéramos unos obsesivos, digamos que no hicimos nada para desmentirlo, salvo cuando por fin nos alejamos de Santiago.

Entre todas las cosas fue que los chicos aprovecharan algunos ítems que por acá son realmente más baratos: Artículos de camping, ropa de outdoors, vajilla y cosas así, incluso fuimos a ver una máquina de cortar pasto. De todos los puntos solo fue vajilla, batería de cocina y una campera para Diego que hubo que cazar por varios Sodimac.
Después algo de turismo tradicional de Santiago, visita a una viña. La viña Concha y Toro es afamada por tener el tema bien organizado, así que partimos a Pirque a realizarla como salida de adultos.

Tomamos la opción más completa que incluía una cata extra y cata de quesos. Debo decir que la viña es un lugar lindo y cuidado, que la guía le puso empeño... pero no mucho más, no está pensada para los que quieren el vino de verdad... apenas un blanco dulzón y muy comercial de la casa y un Tinto bueno pero también bastante normal fueron los de la cata estándar. El conflicto lo armé yo cuando llegamos al wine-bar para cobrarnos el cupón de los extras... las opciones de vino a catar se podían comprar de a botella por su valor que incluía solo una copa y eso me hizo sentir estafado. Debemos rescatar que los vinos si eran ricos y para salvar la situación, la "somelier" que resultó ser colega de los chicos (Ingeniero Agrónomo) se portó un 7 (el equivalente al 10 pero en nota chilena) trajo algún regalito de copa de vino extra y nos trató con deferencia.
No contentos, al partir pasamos una huerta que tenìa un cafecito en la entrada, uno de esos "ensamblajes" bastante frecuentes en Pirque. que nos sirvió para degustación y gratis, una muestra de quesos de cabra que nos dejó satisfechos como la mejor merienda, acompañado de café expresso, todos elementos bastante gurmet en Chile.
Más contentos con la huerta que con la viña, emprendimos el regreso, no sin pasar por un Sodimac para seguir la caza de la famosa Campera y averiguar precios de cortadoras de césped. Ni lo uno ni lo otro...
Como salida casi improvisada, nos llamó Alejandro Sola, alias el Che, para invitarnos a sumarnos a una salida en las dunas de Ritoque. Lugar conocido y una experiencia nueva para los chicos. Como Ale iba a andar solo, podíamos acomodarnos todos en camionetas para divertirnos bastante.

Llegamos a Ritoque cerca de las 11 y no tardamos mucho en entrar a las dunas.
La cara de Marisa reflejaba lo que sentía... se quedó dura del susto.

Con varias maniobras y con el tiempo se fue relajando y creo que hasta llegó a disfrutarlo!
Diego... se lo veía con cara de disfrutar el tema, incluso dijo que se divirtió pero mejor dejar que él opine cuando pueda. SOlo puedo asegurar que además de pasear, agarró la cámara y sacó muy buenas fotos!.

Volvimos para el asado de rigor a la cabaña que el Che tenía alquilada y un salto al vacío de Joaco cambió el plan del final de la tarde... en lugar de volver a las dunas, fuimos a la Caza de la Clínica Reñaca a hacer ver los golpes múltiples (en la nariz en a piscina y casi toda la cara de sus acrobacias en calesita. Felizmente era solo eso.. un golpe que se amoretonó volvió a tamaño casi de persona con un anti-inflamatorio en cosa de 30 minutos.

Para terminar la salida, fuimos a comer mariscos a La Gatita en Concón. Para nosotros fue un castigo la espera de casi una hora por la mesa y para Marisa no terminó ahí, ya que no es ninguna fanática de los mariscos... Los platos no estuvieron a la altura de lo que ese lugar nos tiene acostumbrados, pero para ser justos, tampoco estuvo mal. Así que el sábado terminò con una vuelta turística y tardía a Santiago.

Finalmente, el Domingo fue tranquilo y nos preparamos para la gran salida de camping de apenas una noche. Igual los preparativos parecían de una expedición al cruce de Los Andes. pero, esto será motivo de otra entrada. Diego y Marisa (La Polaca y el Ahujero) aprovecharon para hacer turismo en Santi9ago Centro, parte que los Parraud decidimos no participar y darles Paz a nuestros amigos (¡3 días rodeados de los enanos es muy fuerte para alguien que vive sin chicos!).