Vueltitas de verano por nuevos lugares y viejos retornos
Estábamos en pleno trance. Se venían cambios grandes y no daba para que me tomara vacaciones. Así que hicimos algunas cuantas salidas.
Vuelta a Lo Valdez con asadito con los Delfino.
Con estos cosmopolitas amigos, Mariano (papá): argentino, Verónica (mamá): uruguaya, María (12): brasilera, Gabriel (8): norteamericano, Teo (1): chileno, ya hemos salido antes, y parece que lo rústico no les complica (Santuario, Yerba Loca, Pichilemu) así que viene la prueba del siguiente nivel: Lo Valdes ( más tarde me enteraría que el lugar se llama el Cajón de las Arenas).
Un viaje largo de casi 100Km pero dentro de la Región Metropolitana siempre, es el que lleva a este lugar. Ya hemos repetido este lugar y lo seguiremos repitiendo en el futuro porque para nosotros tiene un encanto especial y además nos queda como un 50% por explorar.
El tema sencillo fue que llegamos al lugar y nos dedicamos a lo que más queremos siempre que se puede: soltarle la correa a la jauría y dejarlos correr, comernos un asadito, charlar y sacar fotos.
El resultado fue un buen momento, montones de fotos (que por suerte llegan en la era digital) y cansados todos.
Para cerrar, no podíamos dejar pasar un café de grano y kuchen en el Refugio del Club Alemán de Andinismo.
La vuelta estuvo llena de comentarios de los que el más destacable apuntaba a que los Delfino, o mejor dicho Mariano no repetiría... ¡se aflojó todo el auto! ¿pero como? ¿no es una 4x4? ;-)